Proyecto de Nación

Las elecciones del pasado 4 de julio al parecer han dado el banderazo a la carrera presidencial para el 2012. Los partidos discuten, se reprochan o aplauden sus alianzas buscando crear las condiciones propicias para ganar “la grande”, mientras Andrés Manuel López Obrador se pone a la delantera, ha anunciado su deseo de contender y ha presentado su “proyecto de nación”. Los resultados electorales son objeto de análisis y cálculos de lo que será el escenario posible dentro de dos años. Comienza el “reality show” político, con la misma expectación de un partido de futbol o el final de una telenovela, donde sólo contamos como rating, y en el que el desenlace, más allá de la satisfacción o insatisfacción que nos produzca, en nada cambia nuestra vida cotidiana.

En términos reales ¿qué se puede esperar por parte de la coalición ganadora en Oaxaca y Puebla, por poner dos ejemplos, distinto al PRI? Si observamos a los gobiernos perredistas de Chiapas y Guerrero, en el entorno geográfico y político de los primeros, no se encuentran muchas diferencias: despojos, asesinatos, presos políticos, pobreza e impunidad. Este continuismo tiene que ver menos con la persona y más con las condiciones institucionales de los partidos, de las leyes y de los grupos de poder que están detrás.

Si vemos el comportamiento de los mismos partidos en el Congreso, preocupa mucho su indiferencia, por no decir su complicidad, en una guerra ilegal e inaceptable que sólo ha generado muerte y terror en el país; que estén más preocupados por la reducción de las remesas de los migrantes, en lugar de atacar las condiciones que siguen expulsándolos de sus lugares de origen; que le sigan el juego al desmantelamiento de las economías locales para engordar los bolsillos de unos cuantos en detrimento de las mayorías; que entorpezcan o aplacen injustificadamente la reforma a la justicia para abatir la impunidad (particularmente la militar), verdadera arma contra el narcotráfico, la reforma al juicio de amparo y el reconocimiento del principio de presunción de inocencia elevado a derecho; que en su lugar se enfrasquen en una reforma laboral que por donde se mire, está encaminada a reducir los derechos de los trabajadores y a favorecer las utilidades de las grandes empresas so pretexto de la “competitividad”; que nos sigan vendiendo el cuento de la inversión externa como salvación cuando ha sido ésta la causante del deterioro de la ya de por sí precaria calidad de vida de cientos (o miles) de localidades; que se envuelvan en la bandera por la privatización del petróleo y no digan nada de la privatización del subsuelo que está causando un verdadero desastre ecológico y social por parte de empresas mineras, muchas de ellas canadienses.

Detrás de estos males, y de otros que se podrían seguir enumerando, se encuentra una decisión política, así sea por omisión. La peor impunidad es la del poder cuando se encuentra libre de la obligación de dar cuentas, que sumada a la seguridad que tienen los partidos del monopolio de la representación política, deja a las verdaderas mayorías a merced de lo que resulte de las negociaciones entre intereses particulares de grupos y partidos.

Parece que sigue siendo pertinente preguntarse, como lo hizo la APPO en 2006 y como nos repiten todos los días los zapatistas con sus Juntas de Buen Gobierno, por la democracia como forma y contenido de gobierno, no sólo como método para acceder al poder. Los partidos políticos, si en verdad se asumieran democráticos, en lugar de preocuparse por aliarse a cualquier costo por conquistar el poder, deberían estar buscando institucionalizar mecanismos de control ciudadano sobre los gobernantes (esa reminiscencia jurídica llamada Estado de Derecho), y sobre las decisiones públicas, es decir, el ejercicio de los derechos ciudadanos como forma de distribución del poder. Se trata del viejo dilema de la democracia griega, de si es mejor un gobierno de buenas personas (el buen tirano) o uno de buenas leyes (el imperio de la ley), donde incluso el peor gobernante se vea sometido a la obediencia del bien común.

En democracia, tener buenas leyes significa igualdad de condiciones en la toma de decisiones de quienes forman parte de la comunidad política, es decir de los ciudadanos (donde reside la soberanía). Este es el verdadero sentido de “una persona, un voto”, no sólo la participación política para decidir quién será el gobernante sino también en el contenido de lo que debe decidirse porque afecta a esa misma comunidad política, más aún, la participación de los resultados de esa decisión.

Los partidos políticos en México, lejos de representar una alternativa, han retomado los modos del viejo paternalismo priista, que por alguna razón metafísica, ahora también consideran poseer una especie de capacidad superior al resto de los mortales ciudadanos para decidir lo que mejor nos conviene e incluso protegernos de nosotros mismos, no importa si son de derecha o de izquierda. Por eso nuestra precaria democracia, como la de la mayoría de países que se dicen democráticos, ha reducido la participación a la mera formalidad de la elección del tirano (bueno o malo) en turno, dejando en unas cuantas manos el poder de decisión que nos corresponde a todos y cada uno.

Con todo, esta idea no es contraria a la democracia representativa sino complementaria. Los representantes políticos, que nada explica que deban ser de algún partido, lo son precisamente porque representan los intereses de sus representados (y el primer interés es la garantía de sus derechos), por tanto, estos últimos deben contar con los mecanismos de control, garantizados por ley,  que sujeten al representante a la voluntad de la comunidad política desde su elección hasta su ejercicio de gobierno y por tanto su revocación, y no que aquel expropie esa voluntad imponiendo la suya, como sucede hoy en día.

Este viejo ideal encerrado en el concepto de democracia, es la raíz sobre la que se supone se sostiene nuestra República (a pesar de derechas o izquierdas), al parecer tan lejos como la Revolución Francesa y tan necesario como entonces. Es la soberanía popular y la garantía de los derechos humanos, los dos contenidos fundamentales de cualquier “proyecto de nación” que busque la paz y la emancipación, promesas postergadas por 200 años. Este es el debate que deberían estar dando los partidos en el Congreso y de cara a las elecciones presidenciales del 2012, este es el ideario ideológico y político de una verdadera oposición, esta es la agenda de los ciudadanos y su plan de lucha, todo lo demás son rivalidades triviales en un partido de futbol.

Razones morales para el aborto legal

Por el derecho a decidir
Logo del movimiento por el derecho a decidir

Muchos argumentos se han puesto ya sobre la mesa en contra de la penalización del aborto, razones científicas, legales y políticas entre las principales. Yo quiero referirme a las razones morales para despenalizar el aborto, más aún, para asegurar que su práctica sea segura y por supuesto, legal. Lo hago fundamentalmente por una preocupación surgida a partir de leer muchos de los argumentos sobre la penalización del aborto, que rechazan vincular preceptos morales a los jurídicos, razonamiento que puede ser contrario a la protección de los derechos que se pretenden defender.

No existe precepto jurídico real que no esté influido por preceptos de tipo moral, simplemente por que la labor legislativa se enmarca en la esfera de lo político. El legislador creará leyes regido siempre por sus intereses y valores; la producción del derecho no es una ciencia pura, dado que se encuentra en el seno de un contexto histórico determinado (con perdón de los juristas kelsenianos, aunque lo dicho no implica que al derecho existente no se le pueda aplicar un análisis desde la propuesta teórica del derecho de Kelsen). Esos intereses y valores que rigen al legislador a la hora de crear leyes, deben ser sometidos a los intereses y valores de la ciudadanía, un interés colectivo y común, que le da su rasgo particular a la democracia, que hemos escogido como forma de gobierno.

La democracia tiene su fundamento en el reconocimiento de la dignidad de la persona, cuyos derechos, derivados de esa dignidad, son (o deberían ser) criterios de validez de todo el sistema jurídico, es decir, valores éticos que constituyen la moral de la ley. La igualdad política (una persona un voto), la igualdad jurídica (la balanza de la justicia) y yo agrego, la igualdad sustantiva (todos los derechos para todas y todos), tienen como fundamento ético la dignidad reconocida, de manera histórica, primero a los hombres propietarios, luego a los hombres blancos, y finalmente a los hombres y mujeres sin ninguna distinción, incluyendo, por supuesto, la no distinción por su condición sexual.

Reconocer que la persona tiene dignidad es aceptar que es un ser de fines, que existe (independientemente de la explicación teológica o científica) para ser libre, decidir su proyecto de vida y autodeterminarse, en otras palabras, la dignidad de la persona implica reconocernos como seres autónomos con la única restricción de no afectar la libertad y autonomía de los demás, dado el reconocimiento de la dignidad común a todas las personas.

Consecuentemente, ser libres y autónomos no puede excluir la determinación personal y exclusiva sobre nuestro cuerpo, esta es nuestra primera trinchera de autonomía; como seres de fines tenemos derecho a decidir sobre nuestra vida, incluyendo nuestro cuerpo, y a alcanzar libremente nuestros propios fines, incluyendo la maternidad. Ninguna persona puede ser considerada como medio, sin atacar su dignidad, tampoco como medio para la procreación. La libertad en un régimen democrático, es un valor público que tiene que ser protegido, garantizado y promovido, incluyendo la libertad de decidir sobre nuestro cuerpo.

Ahora bien, la vida también es un valor público derivado de nuestra condición de seres libres e iguales en dignidad y derechos. La vida es la condición primera de nuestra libertad y autonomía. Nos preocupa por ello que las mujeres no la arriesguen practicándose abortos clandestinos e inseguros, de la misma forma que estamos en contra de los feminicidios, los asesinatos y masacres o incluso el aborto. La vida es un valor tan importante como la libertad que le da sentido y la cualifica, la dignifica. Nadie desde la ética de la dignidad de la persona, está a favor del aborto como no lo está a favor de la maternidad obligada. Estamos entonces ante la confrontación de dos derechos igualmente valiosos, que deben ser protegidos sin que uno de ellos sea anulado o estaremos violando el principio de la dignidad de la persona.

De la misma manera que las personas no existen solas como entidades abstractas o de manera ideal, los derechos tampoco existen de manera absoluta y aislada. Bajo el reconocimiento de la dignidad igual de todas las personas, los derechos tienen límites que tienen que ser regulados por el Estado. Esos límites deben establecerse en base a la razón (y no al dogma) para garantizar la convivencia democrática, es decir, demostrando razonablemente que están encaminados a otorgar la máxima garantía posible para el respeto y protección de los derechos de las partes confrontadas. Lograr ese equilibrio es el arte del gobierno democrático.  Así, el aborto legal es una decisión política que responde al reconocimiento moral de la dignidad de la mujer y de la convivencia democrática, estableciéndose como el límite para la vigencia y convivencia de dos derechos igualmente valiosos pero enfrentados. No regular el aborto con criterios razonables, genera arbitrariedad, abuso, discriminación y vulnerabilidad.

La moral y el derecho no son excluyentes, argumentar lo contrario es pretender la arbitrariedad y el fraude legal. En democracia, el derecho debe ser la garantía y concreción de una ética pública basada en el reconocimiento de la igualdad en dignidad y derechos de todas las personas, los derechos y libertades como normas superiores de validez de la ley. Los vínculos entre democracia, reconocimiento de derechos y estado de derecho (sometimiento de los poderes), son indisolubles, son tres elementos que viven en simbiosis o no viven. Las entidades públicas y privadas deberíamos someternos a esa ética pública independientemente de nuestra religiosidad, y tomar en serio la democracia, con el único fin de lograr la paz.

Blog Por el derecho a decidir

Santa Cruz por ejemplo

A Rosa, a sus búsquedas y a sus sueños.

Aranda del Duero
Fachada de la Iglesia de Aranda del Duero

Cuando uno viaja por tierras desconocidas sin la guía adecuada, hechos históricos y lugares emblemáticos pueden pasar desapercibidos, máxime si se encuentran bajo tierra o bajo el corazón.

En Castilla León, en la región de la Rivera del Duero, los campesinos españoles cosechan la uva para hacer, lo que algunos consideran, uno de los mejores vinos del mundo. Poblaciones de origen medieval como Aranda del Duero, introdujeron esta tradición poco después de la expulsión mora, a finales del siglo XV. Debajo de las casas de Aranda, a varios metros de profundidad, aún se pueden visitar las bodegas centenarias, construidas por los vinicultores donde, en total oscuridad, reposaba y fermentaba el vino.

Pero no sólo estas sorpresas se encuentran debajo de la tierra de la región del río Duero. De manera reciente, en las inmediaciones de Santa Cruz de La Salceda y Vadocondes, -dos pequeñas poblaciones de Burgos, en las que van quedando sólo las generaciones mayores, pueblos de no más de 150 personas en la actualidad -, se han descubierto fosas clandestinas con los restos de pobladores desaparecidos por el franquismo durante la guerra civil, a finales de los años 30.

Los testimonios señalan que personas ligadas a La Falange franquista durante la guerra civil, allanaban las casas y detenían a quienes eran considerados “comunistas” para luego ejecutarlos en el campo, muchas veces, después de cavar su propia tumba. La mayoría de las veces las víctimas eran señaladas por los propios vecinos pero particularmente por funcionarios municipales y sacerdotes católicos. Hay quien todavía recuerda a los curas portando pistolas alrededor de las sotanas, negando la comunión o señalando desde el púlpito a “los hijos de satanás”. Como es sabido, los familiares o sobrevivientes, en su mayoría, emigraron a otros países, dejando detrás a los caídos y más de una maldición.

El conservadurismo religioso de derecha en esta región, según me explican, es resultado de la persecución, expulsión y eliminación de los opositores de izquierda, de los que quedan pocos y acallados sobrevivientes. La recuperación de los cuerpos hace apenas un par de años, ha recuperado también la memoria dormida, la razón de la enemistad entre familias y el dolor de una herida que a casi setenta años, no sana.

“Santa Cruz, por ejemplo” es el nombre de un video que documenta el rescate de los cuerpos en una fosa encontrada a las afueras de esa población de la rivera del Duero, y recoge testimonios de los familiares, amigos y vecinos del lugar. El título indica lo que en el documental se señala claramente: este es sólo un ejemplo de un sinnúmero de fosas que se encontrarían no sólo en la región del Duero sino en Castilla León, y según otros, a lo largo y ancho del Estado Español.

Hay quienes se ufanan que la transición española no necesitó del duelo, de la memoria, ni de la justicia; que “las Comisiones de la Verdad son para países bananeros”. Yo no estoy muy seguro de ello. Es claro para quien quiera verlo, la transición no ha generado la unidad esperada, hay dolor, hay rencor y persiste la negación del “otro”, y creo que la falta de memoria y justicia históricas son dos poderosos motivos.

Hay intentos de la sociedad civil como la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH), que tratan de impulsar un trabajo de recuperación de la memoria histórica, que incipiente y a contrapelo, aún es posible. Hacemos votos porque la recuperación de esa memoria sea posible antes de que termine por extinguirse la generación de la guerra civil española.

Pronunciamiento por la grave situación de los derechos humanos en Honduras

San Cristóbal de las Casas, Chiapas a 24 de agosto de 2009

Iniciativas para la Identidad y la Inclusión AC (Inicia), se suma a las voces de rechazo al golpe de estado en Honduras y hace un llamado al cese de la represión por parte del gobierno de facto en contra de la población civil.

Según información fidedigna, ante las múltiples manifestaciones de repudio de diversos sectores de la sociedad hondureña por el rompimiento del orden constitucional, la reacción policial y militar se ha ido recrudeciendo, dejando muertos, heridos y un número indeterminado de detenidos sobre los que se teme por su condición y su paradero, como los ocurridos en los eventos registrados el pasado 12 de julio en Tegucigalpa y San Pedro Sula.

Esta misma información señala que a los periodistas y defensores de derechos humanos se les obstruye en su labor, y más aún, son víctimas de hostigamiento y detenciones arbitrarias, como en el caso de Marcelino Martínez de la ciudad de El Progreso Yoro, quien se encuentra bajo libertad condicionada y Alex Matamoros, miembro del Centro de Investigación y Promoción de los Derechos Humanos, CIPRODEH, quien fuera detenido injustificadamente el pasado 11 de agosto para ser liberado al día siguiente, y de los periodistas Oslin George de la Revista Vida Laboral y César Silva, detenidos y golpeados por la policía el día 12 de agosto pasado.

A su vez, se han reportado atentados a las instalaciones de las organizaciones sociales como el ocurrido en la sede del Sindicato de Trabajadores de la Industria de Bebidas y Similares (STIBYS) a inicios del mes de agosto y que fuera objeto posteriormente de un tiroteo. Las instalaciones del STIBYS es el lugar donde se reúnen los grupos de manifestantes. Así mismo, un tiroteo similar en contra de las oficinas de Vía Campesina en las mismas fechas. Diversas fuentes señalan que se estarían formulando cargos por sedición y terrorismo en contra de los dirigentes de los movimientos sociales.

La persecución y hostigamiento a la población es generalizada por parte de la policía y el ejército. Según informes, por el día realizan redadas y utilizan armas de fuego de manera indiscriminada para disuadir la manifestación popular; de noche, se dedican a buscar para luego detener a los diversos grupos de manifestantes en los refugios donde pernoctan, destacadamente en centros de estudio como la UPN y en los sindicatos.

Manifestamos nuestra preocupación por la posible aprobación por parte del Congreso Nacional del Servicio Militar obligatorio en tiempos de crisis, dado que se presume sería utilizado en estos momentos de inestabilidad y zozobra para reclutar jóvenes en contra de su voluntad y enfrentarlos a los movimientos sociales de protesta. La aprobación del servicio Militar obligatorio significaría, además, un retroceso a la derogación que se hiciera de él en 1994 y sería contrario a los instrumentos internacionales de derechos humanos, en particular de la Convención Iberoamericana de Derechos de Las y Los Jóvenes, de la cual Honduras es parte. 

Nos solidarizamos con el pueblo hondureño y particularmente con los y las defensoras de derechos humanos, sindicalistas, periodistas y activistas en general, que han sufrido en carne propia la represión por parte de los golpistas, por defender los derechos humanos e intentar restablecer el orden constitucional.

Valoramos la visita realizada recientemente por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos a Honduras, como un importante aporte al proceso de recuperación de la paz y el estado de derecho, y urgimos al gobierno golpista a atender las observaciones y recomendaciones que se deriven de su informe.

Hacemos un llamado al gobierno golpista de Roberto Michelleti para que se abstenga de atacar a la población hondureña, y a respetar el Estado de derecho y la voluntad popular, permitiendo el retorno y la restitución de Manuel Zelaya en la presidencia de la República.

Urgimos a la comunidad de naciones, a la ONU y a la OEA para que tomen medidas efectivas tendientes a devolver la paz y el estado de derecho en Honduras y se ponga fin a esta espiral de violencia.

Iniciativas para la Identidad y la Inclusión AC (INICIA)

Observaciones preliminares de la CIDH sobre su visita a Honduras

Honduras: Amenaza de crisis de derechos humanos. Informe de Amnistía Internacional.

Gobierno de facto viola derechos humanos en Honduras. Informe de la Misión Internacional de Observación sobre la Sitación de los Derechos Humanos en Honduras.

Comité de Familiares de Detenidos Desaparecidos de Honduras COFADEH